martes, 17 de mayo de 2011

El Estado Evaluador

Conde Rodríguez Ana Laura


INTRODUCCIÓN

La evaluación en la educación es tan vieja como la escuela misma, claro con sus diferentes etapas e intenciones. No se evalúa para lo mismo, es decir, la evaluación que se realizaba en otros tiempos no busca los mismos fines que se buscan ahora. Todo eso depende del papel que el Estado ha ido desarrollando en los últimos años.
En las últimas décadas y gracias a la introducción de nuevas políticas neoliberales se han traducido esos objetivos en la evaluación, cambiaron de ser únicamente para llegar a conocer los puntos débiles y tratar de cambiarlos a crear un ambiente competitivo y de condicionar apoyos sujetos a dichas evaluaciones, abandonando, el Estado, su papel de proveedor de servicios  públicos (no sólo de educación sino de otros servicios como la salud). En respuesta a esta incapacidad se presentan dos opciones para el Estado: la desregulación por medio de la privatización y la regulación indirecta mediante el Estado evaluador.
En la actualidad la evaluación es uno de los ejes principales de las políticas educativas en el país. A través de ella se van conformando propuestas del rumbo que tomaran las reformas de la educación y su operación se asocia a la asignación de recursos adicionales para maestros y escuelas.
Surgimiento del Estado Evaluador
En América Latina, el Estado evaluador surge a mediados de los años ochenta como un mecanismo de coordinación y regulación de los sistemas de educación superior para que las instituciones se pongan en condiciones de responder  a los desafíos y procesos del cambio económico, social, científico y tecnológico. Así, la evaluación en las universidades, está estrechamente ligada a la visión de que, las dimensiones tanto sociales y culturales deben subordinarse a propósitos económicos.
La introducción de mecanismos de evaluación, por parte del estado, inician como una medida para enfrentar la debilidad del gasto público educativo destinado al nivel superior, en el marco de la crisis económica mundial de los ochenta. La evaluación se comienza a introducir en México primero en la educación superior y posteriormente se moverían a todos los demás niveles de educación, tanto media superior como básica y se institucionaliza con el Programa de Modernización Educativa (en 1989) que establece la evaluación permanente en las universidades. La idea de evaluación está vinculada a la idea de la calidad, así, con esta, se busca elevar la calidad de los insumos, procesos y resultados de la educación superior sometiendo a una evaluación constante a  sujetos, programas, instituciones y el propio sistema educativo.
En 2002 Nicolás Betancurt (Coll, 2007: 187- 188) describe 7 formas en las que se presenta el Estado Evaluador:
1.      Cambio estratégico. Que hace que todos los ámbitos se modifiquen de acuerdo al modelo de desarrollo, todo por medio de premios y sanciones de acuerdo a la evaluación
2.      Ordenamiento funcional. En donde el financiamiento se distribuye de acuerdo a los resultados de las evaluaciones.
3.      Control político. Retomar el poder sobre las universidades públicas autónomas que se muestran más renuentes al cambio y ante la intervención del Estado así como también ante sus actores.
4.      Distribución presupuestal. Lograr una objetividad en la repartición de recursos para orientar al sistema en la dirección establecida por el Estado.
5.      Mejoramiento de la calidad. Esta es la intención mayormente mencionada por los diseñadores de políticas, a mejor evaluación mayor calidad.
6.      Responsabilidad pública. Corresponde a la rendición de cuentas para lograr la calidad, pertinencia y eficiencia de la educación, términos cada vez más empresariales.
7.      Contracción del Estado. El Estado evaluador se encuentra dentro de una lógica de pensamiento neoliberal, se convierte asimismo en un estado “desregulador” en la que promueve una nueva racionalización de acuerdo a la evaluación, las diversas formas de financiamiento y la apertura de mercado.

Siguiendo la tipología de Betancurt (de acuerdo a Ana Lucía Escobar)  el sistema de evaluación mexicano, puede ser considerado como un híbrido de los denominados: de ordenamiento funcional; de distribución presupuestal y de contracción del Estado definiéndolo de la siguiente manera: la evaluación procura mayor racionalidad y objetividad en la asignación de recursos estatales mediante previa evaluación de resultados de las instituciones, apoyándose en un sistema de premios y sanciones en la distribución de recursos, así el Estado se va librando de ese gasto público educativo por medio del empleo de distintos mecanismos de evaluación, a lo cual también se le unen otras medidas como la ampliación de instituciones privadas, que le van quitando responsabilidades al Estado.
 Es de destacar que precisamente ese es el papel principal que han ido tomando las políticas educativas del país, a mejores calificaciones en las evaluaciones da la idea de que la calidad de la educación es mejor, sin embargo los mecanismos y los parámetros de dicha evaluación son los que ponen en duda esta dualidad.


Creación de mecanismos de evaluación

La evaluación en nuestro país ha girado en torno a 3 ámbitos fundamentales en la educación, hacia los profesores, los alumnos y los planes de estudio. A partir de la introducción de los mecanismos de evaluación en el país se comenzaron a crear diversas instituciones que se encargarían de dicha tarea principalmente evaluando dichos aspectos.
En la década de los ochenta surgieron instituciones como el Sistema Nacional de Investigadores (1984), la Comisión Nacional de Evaluación de la Educación Superior (CONEVA) y posteriormente en 1996 surgiría por recomendación del Banco Mundial, la principal institución de evaluación en nuestro país el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) que es el encargado de implantar y diseñar la aplicación de exámenes de ingreso y medición – certificación de conocimientos a nivel nacional, su mismo lema nos lo dice todo “Evaluar para mejorar”. A esta lista se unen otras instituciones (como el INEE) que se van a dedicar a introducir al país a esta ideología de la evaluación
La creación de organismos especializados en tareas de evaluación, acreditación y certificación obedece al hecho de que el énfasis de la política oficial se centra en la evaluación externa de resultados como lo menciona Mendoza Rojas (En escobar, 2010) sostiene que la evaluación se convirtió en la política para las instituciones públicas de educación superior.


Evaluación a los principales actores de la Educación.
Como se mencionó anteriormente la evaluación se da principalmente en tres ámbitos profesores, alumnos y planes de estudio tocando asimismo a las escuelas. Los recursos adicionales se otorgan a los actores anteriores, siempre dependiendo de las calificaciones de estos.
En cuanto a los profesores se puede notar la evaluación en cualquiera de los niveles de educación. En la educación media superior y superior, los estímulos dependen del curriculum que se vaya logrando con constancias certificados, publicaciones, grados académicos y otras actividades extracurriculares, e irónicamente el trabajo en las aulas es el que menos les da puntos para lograr mejores puestos y por lo tanto mayores ingresos. Asimismo los profesores de educación básica también son sometidos a constantes evaluaciones de las más conocidas están la carrera magisterial y los resultados de la prueba ENLACE (que influye directamente en la carrera Magisterial) haciendo que los profesores compitan por obtener más recursos y de nuevo dejando de lado el trabajo en las aulas, es decir pasar del “homo academicus al homo economicus” (Coll, 2007).  
En cuanto a las escuelas, primero las universidades, también se someten a evaluaciones sin embargo estas son principalmente con instituciones extranjeras, se busca ese reconocimiento por parte de las universidades públicas para que de alguna manera el Estado le pueda dotar de los recursos necesarios. Normalmente se tiene la idea de que las instituciones privadas son las que mejor calidad en educación tienen y han crecido mucho por esta misma idea. Además  el Estado las usa como un recurso para poder ofrecer más educación a más gente pero sin responsabilizarse este de su educación, esta cada vez depende más de las personas y de sus recursos que de un derecho otorgado por el Estado.
En cuanto a las esuelas de educación básica esta evaluación hacia las escuelas dependen por mucho del programa de escuelas de calidad, que consiste en el otorgar recursos de acuerdo a un proyecto educativo innovador, cuando por obligación se tendría que dotar a las escuelas con lo necesario sin tener que condicionarlas.
Con los alumnos, aparte de la evaluación a la que se someten en la cotidianeidad de las escuelas, también influyen los actores anteriormente descritos. En cuanto a los de niveles superiores juega un papel muy importante el CENEVAL pues va creando filtros para que cada vez menos alumnos tengan el derecho de estudiar, impidiendo la masificación de las universidades y reduciendo cada vez más las matrículas de estas; ahorrándose así el gasto en esos alumnos y delegándoles a ellos la responsabilidad de tener que pagar por su educación.
Uno de los ejemplos más claros pasa con los certificados de preparatoria (e incluso licenciatura) que en un solo examen se aprueban. El Estado se evita ese gasto de un alumno en alguna escuela y delega las responsabilidades a estos de costearse su educación, pagándose su examen e incluso su curso de preparación para poder aprobarlo.
Con los alumnos de educación básica también les influyen esa ideología de evaluación con las pruebas estandarizadas como PISA, EXCALE  y la más conocida por todos ENLACE en las que ya no importa como los alumnos aprenden sino únicamente el trabajo terminado y que a final de año dé buenos frutos para la escuela y para su profesor, así este podrá plasmarlo en las calificaciones de los alumnos.

Todo lo anterior lleva a los actores a desarrollar un sentido de competencia por lograr mayores recursos, mejores puestos mayores calificaciones, dejando de lado el carácter social que debería caracterizar a la escuela.




El predominio del modelo económico neoliberal trajo consigo la irrupción de los valores del mundo de la empresa al ámbito educativo. El sistema de evaluación mexicano se implanta y opera ligado a las decisiones de asignación de recursos adicionales a las instituciones en atención a sus resultados. 
Al dejar que los recursos dependen de la calificación aprobatoria por parte de las instituciones nacionales e internacionales, el Estado se desentiende de su papel de proveedor de estos derechos; pasa de ser un estado Benefactor a sólo dedicarse a Evaluar, de esta manera reduce gastos en las escuelas, en alumnos, profesores, etc., quitándose además responsabilidades pues si no se pasan las pruebas ya no es culpa del Estado es culpa de quién no pudo sacar buena calificación en esas evaluaciones (ya san alumnos, maestros o instituciones).


BIBLIOGRAFÍA

*      Coll Lebedef, Tatiana (2007). “La evaluación como instrumento de intervención del Estado “desregulador” en la educación y los procesos de mercantilización privatización que favorece” en: Amaya Fuentes, Silvia (Coord.) Perspectivas analíticas de las políticas educativas discursos, formación y gestión. UPN.


*      Escobar Chávez, Ana Lucía y Carmen Beatriz Audelo López (2010). Implantación del Estado Evaluador en México. La evaluación y acreditación de las universidades públicas. Ponencia para el primer Congreso Latinoamericano de Ciencias de la Educación, UABC Mexicali Baja California.

*       Elliott, John (2000). La reforma educativa en el Estado evaluador. Perspectivas, vol. XXXII, n° 3, septiembre.

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