lunes, 2 de mayo de 2011

Sistema Nacional de Investigadores


Reyna Licona Belén

INTRODUCCIÓN

A través de este texto se analizara al Sistema Nacional de Investigadores, cuáles han sido sus funciones, reformas y cuál es el beneficio que reciben quienes se integran a este sistema.

Quiero aclarar que durante mi investigación, surgieron una serie de problemas con la bibliografía, pues quienes analizan y hacen una crítica a este sistema son gente que escribe para revistas electrónicas o revistas políticas. De hecho casi no hay libros que hagan una mención explícita a este órgano. Por lo tanto, el análisis que se hará solo será en base a artículos de revistas y algunas publicaciones en internet.

Debo aclarar que hasta antes de realizar esta investigación, no conocía nada acerca del Sistema Nacional de Investigadores ni de su funcionamiento. Así que la investigación y posterior realización del texto resulto beneficiosa, pues se partió de que la autora, realmente no sabía nada acerca de este.

DESARROLLO

¿Qué es el Sistema Nacional de Investigadores?
Según la página oficial de este, se creó por acuerdo presidencial el 26 de Julio de 1984, para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. El reconocimiento se otorga a través de la evaluación por pares y consiste en otorgar el nombramiento de investigador nacional. Esta distinción simboliza la cantidad y prestigio de las contribuciones científicas. En paralelo al nombramiento se otorgan estímulos económicos cuyo monto varia con el nivel asignado[1].

Ahora bien, según el Observatorio Ciudadano de la Educación el sistema es básicamente y en pocas palabras un sistema de evaluación y certificación de los investigadores individuales.

Este sistema se ha convertido en pieza fundamental del sistema de educación superior y científica del país, de la evaluación de la investigación, de la acreditación de los posgrados, del nivel de las universidades.

La pertenencia al SNI no solo significa un ingreso económico adicional, sino una diferenciación de funciones y prestigios alrededor del gremio.

En el ámbito académico, pertenecer al SNI se ha convertido en un indicador utilizado para varios propósitos, no todos explícitos: es requisito o garantía para obtener el financiamiento de los proyectos, elemento que condiciona la conducción de las investigaciones, aval de la calidad de las instituciones y de su oferta de estudios de posgrado, requisitos para acceder a puestos o formar parte de instancias de evaluación y decisión.

El SNI agrupa a los investigadores en siete áreas:
1.    Ciencias exactas
2.    Ciencias de la vida
3.    Ciencias de la salud
4.    Humanidades y ciencias de la conducta
5.    Ciencias sociales y económicas
6.    Ciencias agronómicas y biotecnología
7.    Ingeniería y ciencias de la tecnología

Así mismo, dentro de estas áreas se cuenta también con niveles, los cuales son:

·         Candidato a investigador nacional: tres o cuatro salarios mínimos mensuales.
·         Investigador nacional nivel I: seis o siete salarios mínimos mensuales.
·         Investigador nacional nivel II: ocho o nueve salarios mínimos mensuales.
·         Investigador nacional nivel III: catorce o quince salarios mínimos mensuales.
·         Investigador nacional emérito: catorce o quince salarios mínimos mensuales.

Como podemos darnos cuenta, las diferencias son sustantivas entre cada categoría, a excepción de las últimas dos que, aparentemente reciben lo mismo. Si nos damos cuenta, el rango más alto cuadriplica el del más bajo; para los investigadores beneficiados el incentivo económico representa otro tanto o más de su salario base, por lo cual se ha convertido en un ingreso indispensable.

Objetivos del SNI:
El SNI tiene como objetivo fortalecer y promover, a través de la evaluación, la calidad de la investigación científica y tecnológica, y la innovación que se produce en el país. Para realizar esta labor, se requiere de establecer criterios para evaluar las actividades de investigación. Así los criterios establecidos en el reglamento son de carácter cualitativo y general, como se muestra en los requisitos para nivel I: poseer grado de doctor, haber realizado trabajos de investigación científica o tecnológica original y de calidad.

Así mismo también para quien quiere ascender a nivel III se le exigen resultados claros, solo presentes en quien posee un capital simbólico amplio obtenido por medio de actividades sobresalientes de liderazgo, reconocimiento académico nacional e internacional y de haber efectuado una destacada labor de formación de profesores e investigadores independientes[2].

El alcance real del SNI:
Según el Observatorio Ciudadano de la Educación, hasta 1999 su dimensión ha sido muy limitada pues en 1984 se inició con 1396 miembros y hasta 13 años después  su membresía apenas contaba con 6356, esto significa que su crecimiento ha sido sumamente gradual y sigue siendo muy reducido su volumen en comparación con la comunidad de investigadores.

Ahora bien, varios autores han estado de acuerdo en que el SNI tiene varias limitaciones e inconsistencias, pues muchos concluyen que cuenta con poca movilidad entre sus diferentes categorías y niveles.

Se supone que para que esto no suceda se dieron reformas, sin embargo aunque el CONACYT se abrió a las sugerencias, pues solo se atendieron algunas y se pasaron de largo otras. Los cambios más notables fueron:
-       Se aceptó que los investigadores participaran en actividades docentes y de innovación tecnológica.
-       Se amplió el número de áreas de conocimiento y de sus comisiones dictaminadoras.

Sin embargo estas reformas no favorecen la ampliación de la base de los miembros, ni tienden a estimular el desarrollo de los investigadores más jóvenes; tampoco se aumentan los montos de los estímulos.

Desde un principio, el SNI estableció la evaluación por pares como el método básico de evaluación. Así, las comisiones dictaminadoras, como grupo de expertos, que puede ser auxiliado por otros expertos, determina el nivel de cada investigador de acuerdo al análisis colegiado de sus productos de investigación, de su curriculum y, últimamente de su reputación, intentando acercarse a la mayor objetividad y justicia posibles, sin embargo y referente a todo esto a mí me surgen las siguientes preguntas ¿Cómo puede haber objetividad? ¿No sería más probable que la comisión dictaminadora caiga en la subjetividad?

Hay algunas comisiones dictaminadoras que han optado por cuantificar el desempeño de los científicos dando mayor prioridad a aquellos que publican más artículos y son más citados. Aunque para mí este tipo de decisiones están equivocadas, porque no importa que un investigador publique más artículos si estos no están bien argumentados y no tienen bases sólidas.

Según la revista Proceso de 1997, un problema evidente es el de la conformación de las comisiones dictaminadoras del SNI. Para evitar problemas de conflicto de intereses, se ha sugerido traer evaluadores extranjeros. Por otra parte, el volumen de escasos evaluados y el tiempo que esto consume convierte en prohibitiva esta solución.

Las comisiones dictaminadoras están desbordadas de expedientes y quienes las revisan tienen que preocuparse por cumplir, ellos mismos, los requisitos para permanecer en el sistema. ¿A qué horas van a poder cuestionar estos dictaminadores los rubros sobre los que evalúan? ¿Podríamos diseñar criterios menos tensionantes y más sensatos?

Evidentemente, no todo en el SNI es oscuridad ni conflicto. Hay saldos de luz. En un país como el nuestro podemos congratularnos de que la comunidad científica haya logrado darse a sí misma reglamentos que cada vez más recogen situaciones antes no previstas y que van afinando los modos de operación.

El SNI no es sólo un organismo que evalúa y certifica a investigadores individuales, sino una pieza central de la política científica y tecnológica nacional. Proyecta su influencia sobre la calidad de los programas de posgrado y de las instituciones, la calidad de los proyectos aprobados y financiados, el nivel de las revistas científicas, las prioridades en la asignación de becas, las relaciones académicas con otros países y el concepto mismo de lo que entienden las universidades por excelencia académica. Inclusive el SNI influye en la manera como se percibe y se enseña la ciencia en el conjunto del sistema educativo, en el surgimiento de vocaciones de jóvenes a la investigación y en la cultura científica de toda la población.

CONCLUSIÓN

Es cierto que el SNI fomenta la investigación y que ahora permite que sus investigadores también ejerzan como docentes.

Aciertos: se acepta que los investigadores enseñen, se reestructuran las áreas disciplinares, se establece posibilidad de apelación

Limitaciones: no alienta a investigadores jóvenes, afianza estructura piramidal, mantiene los mismos niveles de estímulos económicos

Creo que los estímulos que se dan en algunos casos son desmedidos, y debido a ello todos compiten por llegar al nivel de Investigador Emérito, pero desgraciadamente las comisiones dictaminadoras, creo yo, todavía ejercen una evaluación subjetiva, pues solo se dejan llevar por quien hizo más artículos o quien es mayormente citado.

Creo que el SNI debería tener una reestructuración desde fondo, realizar un verdadero análisis para resolver la cuestión de cómo evaluar a sus investigadores para concederles uno de los niveles.



[2] Escalante Alicia Carolina, “El Capital Simbólico” en Los Agentes de la Investigación Educativa en México: capitales y habitus, Centro de Estudios Sobre la Universidad-Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2004, pp.131

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